No suelo votar. No me considero
ningún antisistema ni nada por el estilo, simplemente estoy tan asqueado y
decepcionado de la clase política que pulula por este país, que desde que Julio
Anguita pasó a un segundo plano prácticamente no he votado casi nunca.
Hace muy poco más de un año se
celebraron las elecciones andaluzas. Todo hacía prever un triunfo de la
derecha, lo que le valdría al Señor Arenas par alcanzar por fin su sueño de
convertirse en el gran terrateniente de Andalucía.
Decidí votar en esas elecciones
por tres motivos; por un lado para poner mi granito de arena que impidiera ese
triunfo de la derecha. Por otro lado para impedir que el PSOE pudiera seguir
gobernando a sus anchas en mi tierra, si era capaz de volver a volcar al pueblo
andaluz a su favor a través del voto del miedo, o de la compra fraudulenta vía
eres irregulares o cualesquiera artimañas se les ocurriera. Y mi tercer motivo,
y sin el cual no hubiera votado tampoco, porque el Sr. Valderas me parecía de
los pocos políticos en los que aún se puede encontrar un ápice de dignidad,
honradez e ideales políticos, y aún sin ser cien por cien de mi gusto me pareció
conveniente otorgarles mi voto.
El resultado electoral trajo
justo lo que yo estaba buscando. El PP, pese a ganar las elecciones se veía
incapaz de poder llegar a formar gobierno, al no tener mayoría absoluta ni
ninguna otra formación en la que poder apoyarse. Y el PSOE, derrotado en esas
elecciones pero menos de lo que todo hacía prever, también era incapaz de
alcanzar el gobierno sin el apoyo de Izquierda unida.
Cuando ambas formaciones se
coaligaron para la formación del gobierno andaluz, me asaltó el temor de que
Valderas, y por ende IU, acabaran engullidos por la maquinaria corrupta del
PSOE y acabaran siendo simples marionetas, necesarias para gobernar pero poco
más, y que por tanto mi voto hubiera sido inútil. Y confieso que hasta esta
misma semana, no tenía muy claro que esto no hubiera sido así
Ahora, un año después, la Consejera de Fomento y
Vivienda de Andalucía, Elena Cortés, de Izquierda Unida, anuncia un decreto por
el cual, podrán ser expropiadas temporalmente a los bancos las viviendas de las
familias a punto de ser desahuciadas y que corran el peligro de acabar siendo
excluídas socialmente. Asimismo se le podrán imponer multas de hasta 9.000 € a
los bancos por las viviendas que mantengan vacías por un periodo superior a 6
meses. El decreto, que entró en vigor ayer Viernes, incluye más medidas, pero
sin duda estas son las más llamativas.
A partir de ahora supongo que contará
con la oposición frontal del gobierno de Madrid, que intentará tumbarlo por
todos los medios a su alcance, ojalá no lo consiga, porque esto sí que es una
verdadera medida para intentar paliar en la medida de lo posible el drama que
viven miles de familias en este país. ESTO SÍ QUE ES POLITICA, CON MAYUSCULAS,
y nos hace creer que aún hay políticos que se preocupan de las personas y de
sus problemas.
Sólo por esto, y pase lo que pase
a partir de ahora con ese decreto, siento que aquel papelito que deposité en
una urna hace poco más de un año valió la pena. Gracias.
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